El petróleo abre un nuevo frente entre Marruecos y el
Polisario
Dos
multinacionales perforan por primera vez un pozo exploratorio en aguas del
Sáhara
Manuel Planelles Madrid 28 ENE 2015 - 21:22 CET El
País
Después
de la
renuncia de Repsol a seguir con las prospecciones en aguas canarias, la
polémica viaja hacia el sur, aunque con mucho menos ruido que en el caso de las
islas. Dos multinacionales —la estadounidense Kosmos Energy y la escocesa Cairn Energy— están
acometiendo un pozo exploratorio en el Atlántico, a unos 100 kilómetros de las
costas del Sáhara Occidental.
Este
sondeo —autorizado por Marruecos y el primero en la historia que se realiza en
la zona— ha provocado las protestas del Frente Polisario. Su
secretario general, Mohamed Abdelaziz, envió el lunes un escrito a la Organización
de las Naciones Unidas (ONU) en el que advierte de que estas actividades
son "una seria provocación y una amenaza real contra la paz y la
estabilidad para el Sáhara Occidental y la región del Magreb". La
organización Ecologistas en Acción, por su parte, ha alertado de que los
trabajos pueden tener "consecuencias negativas para el frágil ecosistema
marino de la zona" e "impacto sobre los recursos pesqueros y la fauna
amenazada".
A
mediados de diciembre, un mes después de que Repsol comenzara el trabajo de
sondeo en aguas canarias, el buque perforador Atwood Achiever empezó a
trabajar en aguas saharauis, en la zona de Cabo Bojador, a unos 200 kilómetros
de las Islas Canarias. Kosmos y Cairn esperan tener a finales de marzo los
resultados de esta campaña exploratoria.
Esta
zona es muy sensible. El Sáhara Occidental
es uno de los 17 territorios no autónomos bajo supervisión del Comité de
Descolonización de la ONU. Sin
embargo, cuando España abandonó su antigua colonia hace 40 años, una parte
importante quedó en manos de Marruecos, que la administra actualmente. De
hecho, el Gobierno marroquí es el que ha concedido las autorizaciones y
participa en el accionariado del proyecto, como ocurre en el resto de permisos
de exploración de hidrocarburos concedidos por este país.
Consciente
de que se trata de un punto caliente, Kosmos —que posee el 55% del proyecto y,
por lo tanto, lleva la voz cantante como operador— se reunió la semana pasada
con representantes de los ministerios de Asuntos Exteriores e Industria de
España. Fuentes del departamento de José Manuel Soria sostienen que, en su
caso, el encuentro tuvo un carácter técnico. Según la información trasladada a
este ministerio, los trabajos se centrarán al sur, en el bloque llamado Cabo
Bojador. "También parece que tienen previsto perforar al norte, pero la
investigación está menos avanzada", añaden estas fuentes ministeriales.
Incluyendo Cabo Bojador, Kosmos Energy tiene cuatro permisos otorgados por
Marruecos. "Si los resultados son positivos en el sondeo, iniciarán una
nueva ronda de contactos", añade el departamento de Industria. Por su
parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha rechazado dar explicaciones de la
reunión con Kosmos.
El
único pronunciamiento público del Gobierno sobre este asunto data de mediados
de diciembre. "Las prospecciones que se están llevando a cabo están dentro
del respeto más absoluto al derecho internacional", sostuvo el ministro de
Justicia, Rafael Catalá, cuando fue interrogado por los periodistas en
Canarias.
Pero
el Frente Polisario rechaza esta interpretación. Bucharaya Beyun, delegado en
España de esta organización, afirma que es "una violación del derecho
internacional". "Le corresponde a la ONU tomar medidas", añade
Beyun, para quien Marruecos busca "atraer" inversión extranjera para
conseguir un reconocimiento de facto de su soberanía.
Contra
esta campaña exploratoria también se ha manifestado el Observatorio de los Recursos Naturales del
Sáhara Occidental. El representante en España de esta organización,
Alejandro Garcés, recuerda que en 2002 un pronunciamiento del ex secretario
general de asuntos jurídicos de la ONU Hans Corell estableció que la explotación de los recursos en la zona
debía repercutir favorablemente en esta área y contar con el consentimiento de
la población local. El primer supuesto, según Garcés, podría haberse cumplido,
ya que Kosmos ha anunciado que construirá algunas escuelas. Respecto al
segundo, el del consentimiento, afirma que no se ha cumplido.
La
compañía no comparte esta visión. Reg Manhas, vicepresidente de asuntos
exteriores de Kosmos, envió un escrito en noviembre a los representantes de
ocho organizaciones que defienden los intereses saharauis ante las dudas
mostradas por estos. En esa carta explica que han presentado su proyecto a
"actores locales principalmente en Dajla, así como El Aaiún y
Bojador". En septiembre, explica en el escrito, hubo encuentros de la
empresa con "cargos electos, empresarios, líderes tribales y
representantes de organizaciones civiles, de la industria turística y de
comunidades de pescadores". Respecto a la repercusión para los saharauis,
Manhas asegura que "las poblaciones locales se beneficiarán de forma
eficiente, efectiva y transparente". Y pone como ejemplo la
"industria de petróleo y gas" que se ha creado en Ghana gracias al
yacimiento marino Jubilee Field.
Marruecos
levanta el veto a la ONU e impone sus demandas sobre el Sáhara
El
Gobierno acepta que vuelvan los enviados de Naciones Unidas tras airear las
disculpas de Ban Ki-Moon al rey
Marruecos ha levantado el veto que
había impuesto desde hace casi un año al trabajo de la ONU y sus enviados
especiales en el Sáhara Occidental y acepta ahora que reanuden sus funciones
tras lograr todas sus demandas sobre la situación en el territorio ocupado y
después de airear en público las disculpas del secretario general de Naciones
Unidas, Ban Ki-Moon, al rey Mohamed VI. Otro éxito más de la peculiar manera de
funcionar y presionar hasta la extenuación y sin ninguna prisa de la diplomacia
marroquí, que está siguiendo la misma táctica con la grave crisis
política, policial y judicial abierta con Francia hacia también un año.
Los dos asuntos más relevantes de la
política nacional e internacional marroquí confluyen estos días y desde hace
semanas y meses con muchos puntos en común. El resultado con respecto al
siempre espinoso tema del Sáhara es que nada cambiará, que es lo que persigue
Marruecos desde que controla esa excolonia española desde 1975.
El Consejo de Seguridad de la ONU adoptó el 29 de abril de 2014 una
resolución prorrogando el mandato
de su misión especial (Minurso) en el Sáhara Occidental sin incluir ninguna
mención a la reivindicación de algunos de sus altos dirigentes y de muchas
asociaciones especializadas y ONG sobre el respeto a los derechos humanos. Un
éxito para la diplomacia marroquí. Unos días antes, sin embargo, Ban Ki-Moon se había
atrevido a señalar la necesidad de inspeccionar esa situación de manera
“duradera, independiente e imparcial”, lo que provocó la reacción del rey y que
una delegación marroquí fuera enviada a Nueva York para expresar el 18 de junio
pasado “su profunda decepción, auténtico enfado y total incomprensión” ante lo
que se calificaba como un informe “sesgado y tendencioso”.
Los encontronazos, entonces, se
sucedieron. El rey dejó de asistir a la Asamblea General en septiembre y desde
Marruecos los mensajes contra Ban Ki-Moon, la ONU y sus enviados se
reprodujeron con enorme despliegue de medios. La prensa marroquí apenas dibuja
matices en este sentido y suscribe las tesis oficiales. El enviado de la ONU,
Christopher Ross, lleva desde abril esperando a que le dejen visitar de nuevo
la región y desde entonces aguarda el plácet del Gobierno marroquí para que
pueda viajar al Sáhara la nueva jefa de la Minurso, la canadiense Kim Bolduc,
boicoteada además porque su nombramiento “no fue consultado”.
Desde octubre, además, el hacker anónimo que se hace llamar Chris
Coleman empezó a publicar en una cuenta
de Twitter una serie de documentos secretos de la diplomacia marroquí con
el objetivo de debilitar su posición y retratar la dura campaña emprendida, por
ejemplo, contra Ross, un diplomático norteamericano de 71 años con gran
experiencia en distintas embajadas del mundo árabe, al que se llegó a tildar de
alcohólico y muy partidario de Argelia, el gran enemigo de Marruecos sobre la
posición del Sáhara.
En una bastante franca entrevista
que concedió hace dos semanas al prestigioso semanario Jeune
Afrique, el ministro de Exteriores marroquí, Salaheddine Mezouar, no eludía
ninguno de estos conflictos. Acusaba a la ONU de “no ser neutrales”, “cometer
demasiados patinazos” y les advertía de que sus enviados no podrían retornar al
país “hasta que se clarifiquen los parámetros” de esa relación. Mezouar, que ha
sido el encargado de encabezar esta cruzada contra la ONU y contra Francia,
entiende en los dos casos que los dirigentes de esas instituciones están
demasiado próximos a Argelia y equiparan “un Estado soberano a un movimiento
secesionista”.
Este pasado 22 de enero Ban Ki-Moon llamó finalmente al rey y le dio
“firmes garantías” de que sus “comentarios y observaciones” habían sido tenidos
“debidamente en cuenta” y comprometió “la neutralidad, objetividad e imparcialidad”
total de sus enviados. La conversación fue facilitada luego por la casa real y
el ministro de Exteriores ha ratificado esta semana que ambos serán ahora
“bienvenidos”.
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